Etapas del desarrollo por edad
De acuerdo con todo esto, reconocemos que la conducta agresiva, puede ir de una pataleta hasta el punto de acompañar otros diagnósticos como el TDAH, trastornos de conducta, fobia social o ansiedad.
¿Cómo se manifiesta?
El niño puede presentar algunas de estas características:
- Respuestas de ira
- Peleas permanentes
- Desobediencia ante la autoridad y las normas del hogar
- Amenazas verbales
- Daños a elementos materiales
- Deterioros en la actividad social y académica por episodios de rabia
- Discusiones con hermanos, padres y otros integrantes de la familia
- Gritos
- Tendencia a molestar a otros integrantes de la familia
¿Cómo se trata?
- Promover el establecimiento de límites razonables y de consecuencias claras al comportamiento del niño como parte del amor
- Favorecer el desarrollo de habilidades conductuales y cognitivas necesarias para llevar al niño a dar un manejo mas adecuado de los conflictos y sentimientos de frustración.
- Brindar a las familias y docentes estrategias de manejo comportamental – emocional para mejorar las respuestas del niño ante su entorno.
- En ocasiones los niños con conductas agresivas requieren apoyo en otras áreas como terapia ocupacional y fonoaudiología, debido a que pueden presentar dificultades de lenguaje o impulsividad asociadas.
¿Qué debemos hacer?
El diagnóstico de un niño con conductas de agresividad se podrá realizar a través del trabajo multidisciplinario de Neuropediatría, Psiquiatría infantil y Psicología Clínica, para ello se requiere de un análisis cuidadoso a través de una historia clínica detallada obtenida a través de los padres y educadores.
Igualmente, registros desarrollados por padres y profesores, podrán clarificar aspectos relacionados con el contexto de estas conductas.