- Está constantemente empujando, corriendo, balanceándose o moviéndose en la silla, y esto afecta la culminación de actividades cotidianas
- Tiene dificultades para vestirse, abrocharse los zapatos, tomar los cubiertos, entre otros.
- Es muy torpe para manipular objetos, se le caen o no logra hacer lo que se espera.
- Se cae con facilidad o se tropieza con frecuencia.
- Es muy quieto, no le gusta mucho moverse y está extremadamente tranquilo siempre.
- Le molesta en forma excesiva que lo toquen, que lo abracen, la ropa le genera incomodidad o se queja continuamente que esta le produce picazón.
- Tiene problemas para escribir, no coge bien el lápiz, se cansa mucho cuando escribe o es muy lento.
- Niños con hiperactividad o dificultad para mantener la atención enfocada en algo específico durante un tiempo razonable.
- Niños diagnosticados con trastorno del espectro autista.
- Cuando hay retardo del desarrollo motor (ej. se demoran para caminar).
- Si tiene dificultades en el procesamiento viso-espacial.
- Niños con problemas en las funciones ejecutivas.
- Niños con problemas de coordinación motora.
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